martes, 31 de julio de 2012

Gero


Gero llega, lo trae el micro escolar de la escuela privada a su casa de dos pisos. Bien ubicada, en un barrio cajetilla del norte del conurbano bonaerense. La madre le abre la puerta cuando siente la bocina del micro, y él le pasa por al lado, como si no existiese. Ella ya está acostumbrada, no sabe qué hacer.
Sube a su pieza. Tira la mochila y se deshace de las zapatillas y las medias, las deja por cualquier lado. Se queda con la ropa de la escuela. No le molesta estar descalzo, el piso de parquet es cálido, en la casa nunca se pasa frío.
- ¿Ya llegaste Gero? - Le pregunta el locutor invisible que vive en su habitación.
- Sí
- ¿Y qué hiciste en la escuela?
- Hicimos un montón de actividades re copa con Pipi y Maqui.
- ¡Qué bueno!
La criada le prepara la merienda y se la lleva a la habitación. Él ni la saluda ni nada. Ella está acostumbrada, siempre fue así. Gero, cuando juega a los jueguitos es como si no estuviera, como si estuviera en otro lado mejor dicho.
En realidad, es como si desapareciera cuando juega a sus juegos o cuando ve alguna de sus películas, o cuando se pone a hablar por teléfono con sus amigos, o por celular, mandando mensajitos.
Solo habla con su locutor invisible. A los padres les parece que debe ser algo normal de la edad.
Telecentro tiene todo para mantener anestesiado a los chicos, para que rompan lo menos posible las pelotas. Y a diferencia de otras compañías, vienen todos estos servicios alienantes en una misma factura.
Telecentro tiene toooodo: internet, cable, telefono. ¿Qué más podrías querer? ¿No Gero?
El locutor invisible de Gero vive haciéndole preguntas ¿No Gero? "Callate, vos no sos copa", le contesta cuando se enoja con él.
¿Qué Gero? ¿Estás aburrido? ¿Cómo puede ser Gero? ¿Con todo lo que tenés? No rompás Gero, a tu edad no tenía ni la cuarta parte de las cosas que vos tenés. ¿Donde metiste el Ipad que te compré la semana pasada?
Esperá que suena el teléfono.
- Hola Papá... Es el abuelo, Gero.
- ¿Como andás? ¿Cómo andan todos? ¿Gero cómo anda?
- Bien... bien todos. Aburrido Gero, con todas las cosas que tiene ¿A vos te parece?
- No lo jodas más al pobre pibe. Vos cuando eras chico tenías la cuarta parte de las cosas, es verdad. Pero rompías las pelotas igual, te quejabas igual, así que no te vengás a hacer el no sé qué.
- ¿Y vos no me decías lo mismo que yo le estoy diciendo a él?
- Sí, y además te metía un buen sopapo para que no jodas. Cosa que voy a hacer ahora si no dejás de molestar al pibe. No me hagás calentar porque voy allá y te fajo.
- Bueno papá.
- Chau, hablamos.
- Chau papá.
El padre colgó, y con la cara apesadumbrada se da vuelta y le dice a Gero:
- Espero que estés contento, ya lo hiciste enojar al abuelo.
Pero el nene ya estaba desconectado mirando alguno de los múltiples canales para chicos.


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