domingo, 12 de agosto de 2012

Lo normal es sentirse bien


Las amigas hablaban mientras tomaban mate, como siempre hacían.
Una mesa chiquita de madera gastada, un mate de metal muy azucarado. Las carteritas de las dos sobre la mesa. La casa humilde. Una tele chiquita prendida porque sí. Siempre prendida.
Pero hoy una sola hablaba, a la otra le tocaba escuchar las penurias de su amiga. Apenas asentía con la cabeza mientras la escuchaba.

"La verdad que me siento como la reverenda mierda. Después de quince años de dejar la vida ahí, de romperme el orto como una pelotuda por ellos me dicen que no va más, que van a prescindir de mis servicios.
Lo peor de todo es que ninguno de mis jefes directos vino a decírmelo en la cara. Mandaron a un forrito, que es el forrito que deben tener para echar a la gente, un especialista en hacerte sentir bien en momentos como esos. La verdad no me hizo sentir bien ni contenida ni esperanzada ni un carajo.
Estoy en la vía, estoy bien jodida. No sé qué va a pasar.
Me confié, fui muy ingenua, en estos años no me capacité y la verdad es que en el trabajo no me capacitaron tampoco. Yo ya te conté todo esto. Me usaron para una tarea que ahora que me despidieron no va a servir para nada. No tengo idea de a dónde voy a ir.
Encima estoy sola con los chicos, el hijo de puta de mi ex no se hace cargo. Y no te pienses que ahora que estoy sin laburo va a dar una mano. Si no lo hizo nunca no puedo pensar que lo va a hacer ahora.
Yo tendría que haberlo visto venir: ya no soy joven, no tengo la misma agilidad de antes, y me van a dar unos mangos de indemnización, pero me los voy a tener que ir comiendo muy de a poco. No tengo ningún contacto, pasé como mínimo diez horas por día adentro de la fábrica. Por Dios, que voy a hacer me querés decir.
Ya no soy más joven, hace años que no estudio nada, y tampoco es que tenga demasiados estudios. Estoy venida abajo. Me siento mal, me siento muy mal, estoy desesperada.
No sé como decírselo a los nenes, no sé como voy a hacer para mantenerlos. Vos sabés que yo por ellos doy todo, pero no sé para qué lado salir disparando. No sé usar una computadora.
Recién estoy terminando de superar el tema del divorcio, de que el hijo de puta este no me pase un mango y que encima no le interese, que esté borrado. En el preciso momento en que las cosas empezaban a ir un poco mejor, en que parecía que estaba logrando levantarme - y tampoco tanto, pero por lo menos había dejado de ser todo un quilombo en mi vida - se pudre todo definitivamente con esto.
¿Cómo hago para seguir? Es una bomba, me quiero morir. Es una bomba.
Me tienen que estar jodiendo. Los del laburo saben que mi rendimiento bajó por todos los quilombos familiares que estuve teniendo. Pero ni me dejaron hablar, la decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás. Los abogados que fui a ver me dijeron que mucho no puede hacerse, que con la indemnización que me van a dar están cubiertos. Pero no es tanta guita. Son inhumanos. Son unos flor de hijos de puta.
Aunque yo lo sabía perfectamente, siempre fueron así. No soy la primera que rajan a la mierda, así que tampoco sé muy bien de qué me sorprendo.
Estoy mal, me siento mal. "

En la tele Georgina Barbarosa decía que lo normal es sentirse bien. Si la hubiera tenido enfrente en ese momento le destruía la cara de tantas piñas que le metía.
Alcanzó solo a apagar el aparato con el control remoto y enjugar una lágrima.


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