sábado, 11 de agosto de 2012

¡Meté!


En la mansión, entre todas las habitaciones oscuras, una no estaba oscura del todo. Una pantalla iluminaba muy levemente la habitación, y su cara. Él tipeaba pensativo, pero sin descanso:
"Un plan pensado y ejecutado desde la maquinaria estatal, esto era lo más terrible. Se usaban recursos e instalaciones del estado, aunque no podría especificar si los ministros o el presidente estaban al tanto de estos procedimientos.
Yo en aquella etapa, como en muchas otras de mi vida, no estaba pasando por un buen momento, estaba pasando por un momento en el que me quería poco. En ese momento me ofrecían algo y yo lo aceptaba sin poner demasiados reparos, puramente por la plata. Vivía una vida de vicios y excesos.
Lo que se vio al aire fue una pequeña parte muy pequeña del video total. Si veo lo que le mostraron a la gente por la tele, hasta puede llegar a parecer simpático, y en aquel momento debe haberlo sido. Pero mientras la gente veía eso por la televisión, había pibes, pibes muy chicos, que la estaban pasando muy mal. Que estaban privados de su libertad de alguna manera.
Son esta generación de ganadores, de supuestos ganadores que levantan las medallas y cantan nuestro himno, pero que nadie sabe - creo que ni siquiera ellos - que tienen lavado el cerebro.
Realmente no tengo idea quién estará detrás de todo esto. El gobierno cambió, la empresa que pasaba el video por la tele no existe más. La empresa quebró poco después, debe haber sido una pantalla para que yo grabe este video únicamente. Después de eso la vendieron muy pronto. Los atletas promesa de aquel entonces, los pibitos secuestrados, están ahí cantando el himno y ganando las medallas.
Me atrevo a denunciarlo porque soy una figura pública. En mi vida ha pasado realmente de todo, a mí no me sorprende nada, pero siempre, en el fondo, siempre busqué lo mejor para mi pueblo. Hoy estoy lúcido, me quiero, y es por eso que me siento fuerte para hacer esta denuncia.
Fui llevado a instalaciones subterráneas, cerca de lo que era el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo. Allí los chicos realizaban su entrenamiento, eran reclutados en todos los puntos del país y se los convencía a ellos, a sus padres, y a todos los que estábamos en contacto, que eran una promesa. Pero en paralelo, y somos muy pocos los que llegamos a saberlo, eran drogados mientras dormían y eran arrastrados a salas de proyección terroríficas, donde se pasaba el video en el que yo estaba arengándolos, obligándolos a que sean ganadores. La publicidad era una farsa, un engaño del cuál también me hicieron parte a mí.
Mucho tiempo viví con esta mochila. Algún don me ha sido dado que me ha permitido permanentemente levantarme después de cada caída. Hoy estoy muy fuerte, siento que puedo contra esto, contra quien sea que esté detrás de todo esto. "

En ese momento un estremecimiento, un sudor frío corrió por la cabeza de Diego Maradona. Un flechazo cruzó por su cerebro, tan pero tan fugazmente que podría no haberlo hecho.
Ese flechazo era un recuerdo, ahora podía asegurarlo, era un recuerdo. Diego era muy pero muy chico. Su situación económica era penosa. Cómo habían cambiado las cosas desde entonces. Podría escribirse tanto de todo lo que había pasado en el medio. Pero esto nadie lo sabía, ni siquiera él lo recordaba, hasta ahora.
Él, de muy chico, fue arrastrado igual que los pobres pibes que ahora están reflejándose en la pantalla, levantando esas medallas, llorando, cantando el himno. Ahora estaba todo tan claro. Un recuerdo trajo otros y de pronto fue un maremoto, un despertar. Él fue el primero, él: fue un primer test de que esas prácticas podían llevar a algún lado, a algún resultado.
La furia que sintió en ese momento casi lo desmorona. De pronto se explicaba tantas cosas, de pronto todo era más claro.
Únicamente no podía recordar quién era el responsable de todo aquello, no podía sacar de las sombras de sus recuerdos algún responsable. Un nombre y un apellido a quién culpar.
Le habían robado su vida, ahora tendría que recuperarla.



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